Se cumplen 102 años de la muerte del poeta boyacense Julio Flórez
Originario de Chiquinquirá, Boyacá, es una de las figuras más destacadas de la literatura colombiana.
Cultura

07 de febrero
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Uno de los literatos más destacados de Colombia es el poeta Julio Flórez Roa, nacido el 22 de mayo de 1863 en Chiquinquirá y fallecido en Usiacurí (Atlántico) el 7 de febrero de 1923. Hijo del médico liberal Policarpo María Flórez y Dolores Roa, fue el séptimo de diez hijos y, desde los siete años, comenzó a escribir versos.
Vivió en Chiquinquirá hasta 1881, cuando se trasladó a Bogotá debido al nombramiento de su padre como representante a la Cámara por Boyacá. Durante esos años, ingresó al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario para estudiar literatura, carrera que no finalizó debido a las guerras civiles que afectaron la economía del país. Su carácter bohemio le impidió retomar los estudios, pero lo acercó a personalidades literarias de la época, como el poeta Candelario Obeso y otros exponentes del género.
Su obra se caracterizó por el manejo del erotismo, lo que generó revuelo en los sectores conservadores de la sociedad bogotana, que lo apodaron "José Presunción Silva". En 1889, publicó "Horas", su primer libro de poesía, el cual fue bien recibido. Con el tiempo, su fama se extendió por la ciudad y el país, tanto por su estilo literario como por su personalidad y apariencia.
Sin embargo, no era constante en su producción, por lo que muchos de sus poemas fueron publicados sin su permiso e incluso de forma incompleta. Simpatizante del Partido Liberal, dedicó poemas a los soldados de esa corriente política, lo que le ocasionó persecución cuando el Partido Conservador recuperó el poder. Debido a esta situación, el presidente Rafael Reyes le recomendó abandonar el país.
Flórez vivió en Caracas (Venezuela), México, España y Francia. En estos dos últimos países, fue parte de la Delegación de Colombia. Durante sus viajes, publicó obras como "Cardos y lirios", "Manojos y zarzas", "Fronda lírica" y "Gotas de ajenjo". En 1909, regresó a Colombia con una visión diferente de la vida: desilusionado de la sociedad y cansado de la vida pública, decidió alejarse de la escena literaria.
Se estableció en Usiacurí, donde inició una relación sentimental con Petrona, una joven de 14 años. Sin embargo, tras cinco años, retomó su trabajo literario y volvió a Bogotá y a otros lugares, lo que reavivó el interés por su obra en la crítica y en la sociedad.
En sus últimos años, se estableció definitivamente en Usiacurí, donde tuvo cinco hijos con Petrona. Para sostener a su familia, se dedicó a labores agrícolas y ganaderas. No obstante, su salud comenzó a deteriorarse, lo que le provocó una deformidad en el rostro y dificultades para hablar. Paralelamente, con la elección de Pedro Nel Ospina como presidente de Colombia, la presión de la Iglesia lo llevó a reconvertirse al catolicismo, religión que había abandonado años atrás.
En noviembre de 1922, accedió a confesarse, comulgar, contraer matrimonio católico con Petrona y bautizar a sus hijos. Posteriormente, Ospina lo nombró poeta nacional y, tras su fallecimiento el 7 de febrero de 1923, recibió honores por su legado literario.
Obras publicadas:
• Horas: (Bogotá, casa editorial J.J. Pérez, 1893).
• Cardos y lírios: (Venezuela, Tipografía Herrera Irigoyen & Cía, 1905).
• Cesta de lotos: (San Salvador, Imprenta Nacional, 1906).
• Manojo de zarzas: (San Salvador, Imprenta Nacional, 1906).
• Fronda lírica (Poemas): (Madrid, Balgañón y Moreno, 1908).
• Gotas de ajenjo: (Barcelona, casa editorial Henrich y Cía, 1909).
• Flecha Roja: (Cartagena, Talleres de Araujo. Sin fecha).
• «¡De pie los muertos!»: (Barranquilla, Tipografía Mogollón, 1917).
• Fronda lírica (Poemas): (2.ª edición, Barranquilla, Tipografía Mogollón, 1922).
• Oro y ébano: (Bogotá, editorial ABC, 1943. Obra póstuma).